El verano se acaba y vuelve septiembre: la vuelta al cole, a la rutina. Se acaba no tener horarios, hay que irse a dormir pronto y volver a madrugar. Para los niños, igual que para los mayores, volver a la rutina implica un periodo de adaptación, de asumir viejos hábitos, de volver a ponernos el traje que abandonamos al empezar el verano.

Para que volver al cole no suponga un trauma hay que empezar a trabajar unos días antes. Hoy hablaremos de algunas de las cosas que podemos hacer para mejorar ésta experiencia y hacerla más llevadera para todos.

Una de las primeras cosas que podemos hacer es empezar a establecer horarios: durante las vacaciones damos menos importancia al reloj, a qué hora nos levantamos, cuando comemos o cenamos… Poner el despertador, empezar a comer a la misma hora y recuperar unos hábitos alimenticios saludables preparan nuestro cuerpo para la rutina, la vuelta al cole. Madrugar ayuda a los niños a empezar a acostumbrarse a los horarios del colegio y permite que se tomen las cosas con mucho mejor humor.

Otra de las cosas que podemos hacer es planificar actividades que ayuden a motivarnos: tener objetivos que nos gustan ayudan a mejorar nuestro estado de ánimo. Planificarlas con los niños ayuda también a que ellos esperen con ganas la llegada del fin de semana y no se sientan deprimidos por volver a asumir responsabilidades.

Incentivar actividades que suban el ánimo, tomarse las cosas con humor y organizar la llegada de la rutina son algunos de los ejemplos que podemos llevar a cabo para mejorar el periodo de adaptación de toda la familia. No hay nada mejor para volver a empezar que hacerlo con ganas y con el ánimo por las nubes: mejorará nuestro rendimiento, nuestro estado emocional y nuestro cuerpo estará regulado y a punto para afrontar los nuevos retos que nos trae Septiembre.