Un estilo de vida saludable se mide por diversos factores, entre ellos, el cuidado de la alimentación y la actividad física. “Mover el esqueleto” es mucho más importante de lo que podamos pensar. Estamos cansados de oír las palabras “sedentario” o “inactivo”, y muchas veces nos da pereza sólo pensar en movernos, cansarnos.

¿Actividad física o ejercicio?

Cuando hablamos de realizar actividad física, nos referimos al primer paso para asumir hábitos de vida saludables. Es por eso que debemos destacar la diferencia entre actividad física y ejercicio o deporte. Según la OMS, la actividad física abarca el ejercicio, pero también otras actividades que requieren del movimiento de nuestro cuerpo: el trabajo, formas de transporte activas, tareas domésticas, juegos…

Por otro lado, el ejercicio físico se entiende como una actividad planificada, estructurada y repetitiva. ¿Qué buscamos haciendo ejercicio? Mejorar o mantener nuestra condición física. La diferencia, podríamos decir, es el nivel de compromiso. Hacer deporte es “lo que viene después” en el camino a conseguir hábitos de vida saludables. Como decíamos, el primero es la actividad física.

Importancia del movimiento

Mover nuestro cuerpo tiene muchos beneficios. Entre otros, ayuda a mantener una buena salud ósea y, además, tiene un papel muy importante en la regulación del peso y el gasto energético. Pero no sólo hablamos de sentirnos mejor físicamente, sino también mentalmente. Movernos hace que mejore nuestra autoestima, y nuestra salud mental sea mucho más fuerte. La actividad física, en cualquiera de sus formas, potencia el buen estado de ánimo en niños y mayores, aumenta los niveles de creatividad y ayuda a socializar.

¿Cómo podemos conseguirlo? Podemos empezar por dar un paseo diario por la ciudad, ir andando a buscar a los peques, pasear a nuestras mascotas, subir y bajar escaleras… Debemos olvidarnos del significado de la palabra “pereza” y trabajar para sentirnos activos y sanos. ¡Sólo depende de nosotros!

 

Fuente: OMS