Una pregunta directa merece una respuesta clara. Esos términos son iguales, tal como nos lo recuerda el reglamento europeo sobre la producción ecológica. Lo importante es comprobar su certificación.

Por un lado, nos alegra ver cómo cada vez más gente se preocupa por el medioambiente y por su salud. El mercado “Eco” ya es conocido por una gran parte de la población y sus productos se encuentran tanto en el pequeño comercio como en los supermercados. Pero a su vez, este crecimiento generó cierta confusión debido a un etiquetaje que, en múltiples ocasiones, mezcla libremente términos e iconografía “verdes”. Palabras como eco, bio, natural, sano, sostenible, orgánico, o iconos con hojas y diseños verdes se extendieron al punto de desacreditar la confianza en la producción ecológica o de encontrarse con la dificultad de responder a la simple pregunta: ¿pero qué es un producto ecológico? 

La reglamentación europea rige las normas de la producción ecológica

Frente a dicha confusión, cabe recordar un hecho claro: un producto ecológico está vinculado a la agricultura y la transformación, ambos regulados por un pliegue de condiciones establecido por la Unión Europea bajo el reglamento 2007/834. Determina las normas que rigen las prácticas agrícolas ecológicas, el procesamiento y etiquetado de alimentos ecológicos y permite otorgar un certificado a través del sello de la hoja verde (ver imagen abajo). 

En España, cada comunidad tiene sus propios organismos de control para garantizar que se respeten las condiciones establecidas en este reglamento y puede atribuir también un sello específico que, en lo concreto, aporta las mismas garantías que las de la hoja verde Europea (encontramos el CCPAE en Cataluña o el CAAE en Andalucía, por ejemplo). 

Para acabar de aclarar nuestra duda inicial, tanto el reglamento europeo como los organismos referentes en España, no atribuyen diferencias entre los términos “eco”, “orgánico” o “bio”, siendo la certificación obtenida lo único a lo que nos debemos referir.

¿Por qué dicha confusión entre bio, eco u orgánico?

Es básicamente una cuestión de idiomas y de marketing. A medida que la reglamentación se consolidaba y entraba en vigor, países precursores como Inglaterra hicieron suyo el término “organic” o suiza el término “bio” (por “biologique”, en francés). Fácilmente adaptable a nuestro idioma (“orgánico” o “biológico”), se extendieron a nuestro país hasta que se determinará el término “ecológico” como el más apropiado para el castellano, el referente en España en la actualidad.

¿Entonces a qué se refiere un producto ecológico?

El pliegue de condiciones que regula la producción ecológica establece unas normas que a la vez prohíben y garantizan ciertas prácticas orientadas a la protección del medio ambiente, de sus ciclos naturales y la mejora del bienestar animal. No se pronuncia claramente con respecto a los beneficios para la salud humana, aunque son frecuentes los estudios científicos que los avalan (nutricionalmente más ricos), o ponen en evidencia los riesgos de la agricultura convencional, demasiado dependiente de los insumos químicos.

Es de especial importancia destacar que, desde sus inicios, la producción ecológica pretende ir más allá del “simple” respeto de aquellas prácticas. Se le atribuye la voluntad de crear un ecosistema holístico que interconecta, protege y favorece tanto a las plantas como a los animales y seres humanos. El objetivo de garantizar la regeneración de los recursos naturales de cara al futuro está en el corazón de los principios ecológicos. 

Veamos qué criterios se aplican en la producción ecológica.

Por norma, son prohibidos:

Los fertilizantes, pesticidas, aromas o colorantes de síntesis artificiales. 

Los organismos genéticamente modificados (transgénicos).

Por norma, garantiza:

Una mejora del bienestar animal (más espacio, acceso al aire libre, alimentación ecológica, etc.).

La rotación de cultivos.

Aplicando aquellas prácticas, está unánimemente reconocido que la agricultura ecológica: 

Favorece la biodiversidad.

Conserva los recursos naturales (tierra, agua, aire), limitando sus usos y protegiéndolos de diversas contaminaciones. 

Mantiene la diversidad genética.

Persigue una cadena de valor más justa.

Os recordamos que se puede encontrar fácilmente en los productos Costa el sello de la hoja verde Europea en la ficha de todos nuestros productos ECO, así como los sellos “Sin gluten”, “Vegan” o “UTZ” por el cacao sostenible, si corresponde.